Todas las fronteras son artificiales. Sin embargo, la que separa India de Pakistán, trazada por los ingleses en 1947 antes de abandonar esta zona del mundo, produce unas tensiones de enorme voltaje por las elevadas dosis de nacionalismo que hay a cada lado, por la brecha religiosa que supone (división entre musulmanes e hindúes), por la actuación de varios grupos terroristas, por la inestabilidad política, por el pasado bélico (guerras indo-pakistaníes en 1947, 1965, 1971 y 1999) y, especialmente, por la capacidad nuclear que han demostrado ambos países. Ningún intento de pacificación ha tenido éxito, y las malas relaciones entre India y Pakistán siempre tienen protagonismo en la actualidad internacional.