La crisis está en la mirada

Joel McCrea y Veronica Lake forman una singular pareja en Los viajes de Sullivan, Preston Sturges (1946). Él recorrerá transmutado en vagabundo un país en ruinas para descubrir las cosas que de verdad importan. La crisis del 29 y sus efectos son el marco generador de la trama de esta comedia con mucho fondo social.

Aprender a mirar es la clave. Descubrir dónde se sitúa la línea del horizonte es una de las anécdotas favoritas de Steven Spielberg sobre su encuentro con el ya por aquel entonces legendario John Ford. La esencia detrás de la anécdota es, básicamente, que la mirada es la herramienta más poderosa de la que puede presumir un autor, ya sea sobre el lugar donde se pone el sol, el modo de tratar un personaje o bien en torno a un acontecimiento histórico.

La memoria es un cine de verano

Fort Bravo (Escape from Fort Bravo, John Sturges, 1953), es un western clásico protagonizado por Eleanor Parker y William Holden. La película tiene la facultad innegable, como tantos otros clásicos, de evocar aventuras y pasiones simplemente con el recuerdo de algunos fragmentos. Anida, por tanto, en esos sustratos del pasado toda una forma de entender el cine.

La fascinación por el cine puede tener infinitos cauces, caminos e interpretaciones. Tantos como individualidades sensibles encierran la humanidad y sus obligados confinamientos. No podemos dejar de apelar ahora a ese cine, que también es historia viva del relato que nos construye, aprendido en la infancia y convertido con el tiempo en un combustible sensacional para analizar, como en un espejo deformado, las crudezas de la existencia.

Clío va al cine. El cine dentro del cine

José Luis Garci apunta en su ‘Morir de cine’ que nada malo puede ocurrir cerca de una sala de cine. Más allá de la imprecisión metafórica y escasa seguridad científica de esta frase, sí deja patente un innegable amor por el cine. Lo cinematográfico, por su fuerza fabuladora, por ser capaz de arrancar una sonrisa en plena tragedia (y una lágrima en la comedia), por su fuerza semiótica y por la posibilidad casi inherente de crear nuevos mundos posibles (o imposibles), como diría André Bazin, se convierte en un espacio de libertad para el hombre. Lo mismo ocurre con el arte en general, pero pocas disciplinas han explotado tanto como el séptimo arte la reflexión sobre sí mismo, la revisión de sus neblinosos contornos o el auto homenaje descarado.

El Oficio de las Armas: un recorrido cinematográfico por la crudeza de las Guerras de Italia (1494-1559)

La Edad Moderna europea no se ha contado, tradicionalmente, entre los escenarios predilectos del celuloide, y no precisamente por falta de conflictos bélicos a abordar. Quizá por ello causara sorpresa que un cineasta italiano de culto y con la veteranía de Ermanno Olmi se atreviera a estrenar un drama histórico sobre el «último condotiero».

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