Arte rupestre y megalitismo en el extremo sur de Europa
En este mundo, la necesidad de dejar constancia de sí mismo y de su existencia es exclusiva del ser humano, por eso somos trascendentes. Las primeras manifestaciones gráficas y, posteriormente, la arquitectura primitiva sirvieron a este propósito y contribuyeron a garantizar el ansia de perpetuidad que nos persigue desde nuestros orígenes. Durante la prehistoria, el paisaje se humanizó gracias a hitos culturales indelebles capaces de permanecer en el espacio y perdurar en el tiempo. Con los monumentos megalíticos y el arte esquemático se desarrolló plenamente esta idea mediante una simbiosis que, en las cordilleras béticas, cristalizó de un modo excepcional.