La memoria es un cine de verano
La fascinación por el cine puede tener infinitos cauces, caminos e interpretaciones. Tantos como individualidades sensibles encierran la humanidad y sus obligados confinamientos. No podemos dejar de apelar ahora a ese cine, que también es historia viva del relato que nos construye, aprendido en la infancia y convertido con el tiempo en un combustible sensacional para analizar, como en un espejo deformado, las crudezas de la existencia.