El 27 de septiembre de 1975 fueron fusilados los últimos condenados a muerte por el Franquismo
El 27 de septiembre de 1975, tan solo dos meses antes de la muerte del dictador, serían ejecutados dos militantes de ETA, Txiqui y Otaegui y otros tres miembros del Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP), Humberto Baena, Sánchez Bravo y García Sanz. En esta ocasión, pese a la intensa campaña internacional en contra de su ejecución, el «Generalísimo» firmó simplemente el «enterado» que confirmaba la aplicación de la pena máxima.