1704. Escudos humanos en Gibraltar

El último de Gibraltar, cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau (Wikimedia).

La ciudad fortificada de Gibraltar no fue conquistada por la superioridad de hombres y armas de la flota de Rooke y Hesse-Darmstadt que la atacó en el mes de agosto de 1704, sino por la rendición de sus defensores —leales a Felipe V de Borbón— al ser capturadas sus familias por el enemigo. El uso de mujeres, niños, ancianos y religiosos de la población como escudos humanos por las fuerzas inglesas de asalto disuadió al gobernador Diego de Salinas de prolongar la resistencia, a pesar de disponer de una poderosa fortificación y de recursos suficientes, aunque sus tropas fuesen escasas, entregando la plaza el 4 de agosto.

Tambores de guerra en el istmo de Gibraltar en 1939. Los fortines del sistema defensivo del Campo de Gibraltar

En la primavera de 1939, «cautivo y desarmado el Ejército Rojo» y habiendo «alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares», se cernía un negro panorama sobre las tierras del Estrecho. El general Franco conservaba, después de la desmovilización llevada a efecto durante el verano, un ejército de medio millón de hombres. Además, el cuerpo expedicionario italiano que había participado en la guerra apoyando al bando nacional permanecía en el país a la espera de la entrada de Franco en la capital.

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