La revolución iraní que no pudo ser

Aunque la historia la escriban los vencedores, fijarnos en los perdedores nos da la oportunidad de reflexionar e imaginar escenarios alternativos. Mehdí Bazargán, que dirigió el gobierno provisional de Irán tras la revolución de 1979, encarnaba unos valores democráticos que no lograron triunfar.

Tras dieciséis años en el exilio, el ayatolá Ruhollah Jomeiní regresaba a Irán el 1 de febrero de 1979 autorizado por un gobierno desesperado que esperaba contener así las protestas que sacudían el país desde hacía más de un año. Centenares de miles de personas fueron a recibir al ayatolá al aeropuerto de Teherán entre vítores, desafiando a las fuerzas de seguridad. Desde allí Jomeiní se dirigió en todoterreno al mayor cementerio de la capital persa, donde aún más gente lo esperaba. La cantidad...

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