Los pólderes: una maravilla de la ingeniería holandesa

Holanda también es conocida como los Países Bajos, una denominación que, a priori, puede sonar extraña, pero que tiene mucho sentido cuando se comprende la situación geográfica de este país: la mitad se encuentra a varios metros por debajo del nivel del mar, y la otra mitad, la parte sudeste, está apenas a cien metros sobre él.

Esto puede resultar chocante: ¿cómo puede un país existir junto al mar cuando está a un nivel inferior a él? La respuesta es una de las piezas de ingeniería más extraordinarias de la Europa moderna: los pólderes.

Los pólderes son, en realidad, vastas extensiones de tierra llana que ha sido ganada al mar gracias a un complejo sistema de diques. Su construcción es relativamente sencilla: se construyen una serie de diques paralelos a la línea de costa, se drena el agua de la zona que se va a ganar y, una vez se ha enjuagado la sal que el agua marina ha dejado con medios naturales o artificiales, se siembra y se construye. Por supuesto, tienen el inconveniente de necesitar un mantenimiento continuo y profundo para evitar que el dique tenga grietas y los pólderes se inunden; además, el estar construidos sobre tierras ganadas al mar hace que las marismas sean muy frecuentes y que el drenaje de agua tenga que ser constante. Aun así, las tierras de los pólderes son extremadamente fértiles, dejando paisajes tan espectaculares como los campos de cultivo holandeses en los que el mar está siendo retenido apenas unos metros más allá. 

Proceso de formación de un pólder. Fuente: Poudre School District.

Aunque hoy en día los métodos de drenaje y de retención del agua son extremadamente sofisticados, antiguamente los holandeses recurrían a los molinos, una de las estampas más típicas del país neerlandés. Los pólderes más antiguos comenzaron a construirse en el siglo XI, pero el más antiguo del que quedan restos es el pólder de Achtermeer, que data de 1533, y actualmente casi la mitad de la superficie del país, unos 18 000 m2, son pólderes. El mantenimiento de estas estructuras, claves para la vida diaria de los holandeses, se encargó a los waterschaps, una suerte de consejos hídricos en los que miembros destacados de la comunidad compartían los gastos de su reparación y mantenimiento, juzgaban las disputas por el agua y recaudaban impuestos; se convirtieron en una de las primeras instituciones democráticas holandesas, y los pólderes dan hoy nombre al modelo holandés de toma de decisiones por consenso: el Polder Model. 

Imagen tomada por satélite del Noordoostpolder, en la que se ve perfectamente la delimitación de la tierra ganada al mar. Fuente: Wikimedia Commons. 

Los ingenieros medievales y modernos de los Países Bajos tuvieron que afinar sus técnicas y encontrar una forma de poder seguir viviendo en la complicadísima zona geográfica que es Holanda, y lo lograron de una forma espectacular: los pólderes son uno de los principales motores económicos del país y una maravilla de la ingeniería que aun hoy sorprende, y los holandeses están muy orgullosos de ella. No en vano, hay un refrán popular holandés que reza: «Dios creó el mundo, pero los holandeses crearon los Países Bajos». 

Molinos en el pólder Overwaard. Fuente: Wikimedia Commons. 
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