Está claro, por la letra, que lamenta la marcha de un ser querido a una guerra en la que, al final de la canción, morirá, pero poca gente es consciente de que se refiere a un personaje y a un conflicto muy reales: el duque de Marlbrough y la batalla de Malplaquet.
La batalla de Malplaquet se encuadra en la guerra de sucesión española, que ocurrió entre los años 1701 y 1713 y que enfrentó a las grandes potencias europeas por ver quién se sentaba en el trono de la Monarquía Hispánica. Al morir sin descendencia Carlos II, último monarca habsburgo en España, se desencadenó un conflicto entre los partidarios del archiduque Carlos, más tarde Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico, y Felipe de Borbón, que resultaría ganador de la contienda y sería coronado como Felipe V de España, primero de los Borbones en nuestro país. La guerra enfrentó a Francia (borbónica) contra Gran Bretaña, el Sacro Imperio Romano Germánico y las Provincias Unidas (austracistas); aunque nominalmente el bando francés ganó la guerra, al quedar Felipe V sin opción al trono francés, la monarquía francesa entró en decadencia, y esta fragmentación convirtió a Gran Bretaña en la potencia hegemónica europea de la época.
Malplaquet (1709) fue una de las batallas más sangrientas de la guerra de sucesión. Enfrentó a 86 000 británicos contra 75 000 franceses y acabó con una victoria británica, liderada por John Churchill, duque de Marlbrough. Posiblemente para resarcirse de la derrota sufrida, los franceses inventaron una cancioncilla en la que se lamentaba la muerte del duque (que, de hecho, no moriría hasta 1722) y cómo su viuda lamentaba la noticia. La melodía original es, pues, francesa: Marlbrough s’en va-t-en guerre. Es fácil ver cómo “Marlbrough”, de pronunciación y grafía complicadas, se convirtió en el castellano “Mambrú”, pero España no fue el único país en el que la canción arraigó: hay también versión alemana e ¡inglesa!
Se dice que Luis XVI y más tarde Napoléon fueron grandes aficionados a canturrear «Mambrú se fue a la guerra», y que se empleó en numerosas obras teatrales de la época, convirtiéndola en una extendidísima rima popular por toda Francia y, más tarde, España, donde se empleó sobre todo para juegos de niños como la rayuela. Hoy, Mambrú se fue a la guerra sigue siendo un jocoso ejemplo de canciones populares, aunque a muchos se nos haya olvidado quién era Mambrú y a qué guerra se fue.