Los olmecas: la joya del periodo preclásico mesoamericano

Si pensamos en culturas mesoamericanas, lo más probable es que las que los vengan a la mente en primer lugar sean la tradicional tríada de aztecas, mayas e incas.

Pero estas tres culturas, por fascinantes que sean, son bastante tardías, especialmente sus momentos de apogeo, que son los que solemos conocer. Antes de ellas hubo muchísimas otras culturas que se desarrollaron en los territorios de Centro y Sudamérica, pero todas ellas beben de una de las primeras y más antiguas: los olmecas.

La historia precolombina de Mesoamérica se ha dividido tradicionalmente en tres grandes periodos: el periodo preclásico, de formación; el clásico, de surgimiento de los grandes Estados urbanos; y el posclásico, de apogeo y decadencia de las últimas civilizaciones mesoamericanas. La cultura olmeca es una de las primeras culturas mesoamericanas registradas que tuvieron una cierta unidad y organización, y se ha datado entre los siglos xxx y iii a. C. Se la ha llamado «la madre de todas las culturas» mesoamericanas, pero, al ser una civilización que conocemos exclusivamente a través del registro arqueológico, es muy difícil saber hasta qué punto esto es cierto. Aun así, sí podemos ver elementos típicamente olmecas en la cultura material de pueblos posteriores.

A grandes rasgos, sabemos que la cultura olmeca se desarrolló en el golfo de México, en las actuales Veracruz y Tabasco; que tenían unas importantes redes comerciales por las que su cultura se expandió; y que tenían una religión politeísta animista con elementos similares a los que se encontrarán en otras religiones posteriores. Por ejemplo, su principal divinidad adoptaba la imagen de un jaguar, animal que será clave en la religión azteca. Lo más probable es que hubiera ciudades-Estado con gobernantes semidivinos, vinculados a los dioses, y un consejo que nobles que los ayudara a tomar decisiones. He dicho antes que conocemos esta cultura exclusivamente por el registro arqueológico, pero eso no significa que los olmecas no tuvieran escritura; de hecho, se los considera los creadores de la primera escritura y el primer calendario de Mesoamérica. El problema es que los glifos olmecas todavía no han sido descifrados, por lo que todavía no sabemos qué mensajes dejaron para la posteridad.

Mapa del territorio olmeca. Fuente: Wikimedia Commons. 
Estatuilla de Tuxtla con glifos olmecas. Fuente: Wikimedia Commons. 

Las piezas de cultura material más conocidas de los olmecas son sin duda las llamadas cabezas colosales. Son, como su nombre indica, cabezas de dimensiones enormes, sin cuerpo, que se cree que debieron representar a los gobernantes olmecas, aunque también pudieron tener una función religiosa. Hasta el momento se han documentado diecisiete cabezas, todas ellas esculpidas en basalto. Las más altas miden más de tres metros y su peso oscila entre las seis y las cincuenta toneladas; eran, sin duda, objetos monumentales.

Cabeza colosal n.º1 del Museo de Xalapa. Mide 2,9m de alto. Fuente: Wikimedia Commons.
Cabeza colosal n.º 4 del Museo de Xalapa. Mide 1,78m de alto. Fuente: Wikimedia Commons. 

La cultura olmeca fue la piedra angular sobre la que se construyeron muchas de las civilizaciones mesoamericanas que la sucedieron, y su política, economía y arte fueron claves en el desarrollo de la América precolombina.

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