Surgió la idea del cuerpo como la cárcel del alma, que al morir se puede reencontrar con la divinidad y reencarnarse. Seguro que este concepto nos suena de momentos posteriores, ¿verdad?
A esto se lo conoció como religiones mistéricas, es decir, religiones que prometían una explicación de cómo funcionaba ese proceso de reencarnación y que daban acceso exclusivo a la divinidad mediante una iniciación, conocida en griego como mysterio. Todos estos cultos incluían mitos en los que un personaje bajaba al mundo de los muertos y regresaba, como metáfora de esa reencarnación: por ejemplo, los misterios órficos, de Orfeo y Eurídice, o los de Eleusis, basados en el mito de Deméter y Perséfone.
El mito de Perséfone es ampliamente conocido: Hades, el dios del inframundo, secuestró a Perséfone, hija de la diosa Deméter, y la convirtió en su reina. Deméter, destrozada por la pérdida de su hija, la buscó por todas partes, dejando de lado sus labores, y al final pactó con Hades que Perséfone pasaría medio año en el mundo de los humanos con su madre y medio año con su marido en el inframundo, dando lugar al ciclo de las estaciones. El descenso de Deméter al Hades y el ascenso con su hija Perséfone eran partes integrales de la muerte y reencarnación del alma en los misterios eleusinos.

El nombre viene de la ciudad griega de Eleusis, a unos 18 km de Atenas; era un santuario panhelénico en el que, posiblemente desde época micénica (aunque el origen del culto no esté claro) se realizaban ceremonias relacionadas con estas dos diosas. Los misterios de Eleusis estaban abiertos a todos aquellos que fueran griegos, es decir, hablantes de griego; mujeres y esclavos incluidos. Sabemos que había una jerarquía eclesiástica, con sacerdotes llamados hierofantes y sumas sacerdotisas del culto, y que las ceremonias involucraban un cofre llamado kistes y un calathos, una cesta cerrada, pero al ser exclusivo de los iniciados, nunca se puso por escrito en qué consistía, convirtiéndolo en un verdadero misterio en la acepción más moderna del término. Los llamados Grandes Misterios, celebrados en septiembre u octubre, se iniciaban con una procesión desde Atenas a Eleusis, una vigilia en honor al rapto de Perséfone, y en Eleusis los iniciados entraban en el Telesterion, el santuario central, a partir de donde solo podemos especular. Se cree que la ceremonia incluiría una recreación de la historia de Deméter y Perséfone, algún tipo de estupefacientes, y danzas ceremoniales, pero no lo sabemos a ciencia cierta.
Los misterios de Eleusis son una de las partes más interesantes de la antigua religión griega, un culto antiquísimo con ecos del cristianismo posterior, y nos da cierto conocimiento de las preocupaciones espirituales de los griegos antiguos y de cómo vivían su religión.