Sin embargo, un dato que no mucha gente conoce es que Etiopía fue uno de los primeros Estados del mundo en convertir el cristianismo en su religión oficial, y que casi la mitad de la población actual del país sigue siendo cristiana. El reino que tomó tal decisión fue uno de los más importantes del África antigua: el reino de Axum.
El reino de Axum dominó lo que ahora es el norte de Etiopía, Yemen y Eritrea entre los siglos II a X y fue, según el profeta persa Mani, uno de los cuatro grandes poderes del mundo antiguo, junto con Persia, Roma y China. Aunque lo más probable es que fuera fundado durante el siglo I a partir de la cultura damot, el reino llegó a su cénit durante el siglo IV, cuando pasó a formar parte de las rutas comerciales entre Roma e India y, por lo tanto, entró en contacto estrecho con las civilizaciones mediterráneas, hasta el punto de que el griego comenzó a usarse en el reino como lengua comercial y de comunicación.
Dos reyes axum fueron especialmente relevantes: Ezana y Kaleb. Ezana, que reinó en torno a los años 320 y 360, fue el primer monarca axum en convertirse al cristianismo gracias al misionario sirio Frumentio, que fue su tutor y su confesor, y que, tras la declaración de esta religión como oficial, se convirtió en la cabeza de la Iglesia de Etiopía. Kaleb, que reinó en el siglo VI, ya vivió un reino axum plenamente cristianizado; de hecho, su nombre tiene un origen bíblico, puesto que Caleb, hijo de Jenofe, fue un personaje clave en los textos sagrados relacionados con Canaán. Kaleb de Auxum, que fue más tarde santificado como san Elesbaan, llevó al reino a su máxima expansión geográfica, llegando a conquistar el reino de Kush, el vecino sureño de Egipto, y el de Yemen, con apoyo del Imperio bizantino. El avance del islam y el aislamiento en el que Etiopía permaneció durante la Edad Media, al ser el único país cristiano en un continente cada vez más islamizado, hicieron que el reino auxum, tras declinar políticamente, cayera en el olvido hasta la época moderna.

La cultura axum dejó tras de sí varias muestras de la grandeza que llegó a tener en su día: una de las principales fue el alfabeto ge’ez, que se sigue empleando para los textos litúrgicos de las Iglesias ortodoxas africanas; monedas que imitaban tipos bizantinos; y los enormes obeliscos que marcaban tumbas y que eran decorados como si se tratara de pequeños edificios en piedra, con todos los elementos típicos de las fachadas de los palacios axumitas. Como curiosidad, la antigua ciudad de Axum (la moderna Tigray) es uno de los lugares propuestos para el lugar de descanso de la mítica Arca de la Alianza.
Como resulta evidente, las conexiones comerciales, políticas y culturales de África son mucho más ricas y complejas de lo que podamos pensar, y el reino de Axum es un ejemplo perfecto de ello. Etiopía sigue siendo un país único en su continente por su deriva religiosa, y Axum fue el germen del Estado moderno que conocemos hoy en día.
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