Capaq ñan de Tahuantinsuyo: el camino del inca

Es posible que haya muchas palabras de este título que, así de golpe, nos choquen. ¿Capaq ñan? ¿Tahuantinsuyo? ¿El inca? ¿Por qué uno solo? ¿Qué está ocurriendo aquí?

Pues que estamos hablando de nada más y nada menos que la red de carreteras del Imperio inca, que se extendió a lo largo de 30 000 km desde Ecuador hasta Chile, uniendo todo el territorio del Imperio con la capital en Cuzco; sin duda, una gesta de ingeniería que no tiene nada que envidiar a la red viaria del Imperio romano.

El Tahuantinsuyo (literalmente ‘las cuatro regiones’) es el nombre que se le da en lengua quechua al Imperio inca. Abarcó cerca de tres millones de kilómetros cuadrados, casi toda la costa oeste de América del Sur, y fue uno de los imperios más grandes y articulados de la América precolombina. Las cuatro regiones epónimas eran Chinchaysuyo, al noroeste, con la capital Cuzco; Antisuyo, en la Amazonia; Contisuyo, en la costa; y Colasuyo, al sureste. Esta división fue obra del inca Pachacútec (aunque la historiografía moderna ha evitado concederle a él todo el crédito, puesto que, aunque pusiera en marcha el sistema de división territorial, heredó sus bases de incas anteriores). Pachacútec fue inca entre 1438 y 1471 y llevo al Imperio a su máximo apogeo, y digo que fue inca (¿acaso no lo fueron todos?) porque «inca» o «cápac inca» era el título que se les daba a los gobernadores del Tahuantinsuyo, así que, en realidad, sería más correcto hablar de Imperio incaico.

Estatua de Pachacútec en Aguas Calientes, Perú. Fuente: Wikimedia Commons.

Con un imperio tan vasto, especialmente teniendo en cuenta que la costa oeste de América del Sur cuenta con un accidente geográfico tan notable como la cordillera de los Andes, podemos comprender perfectamente por qué era tan necesario un sistema viario funcional. Capaq ñan significa «camino del inca» o «camino del rey», y era esencial para vertebrar todo el Tahuantinsuyo y poder transportar personas, mercancías y, sobre todo, información. Construidas de forma relativamente similar a las romanas, con grandes lajas de piedra, las calzadas incas debían ser mantenidas por los caciques locales, llamados curacas, y muchas veces salvaban enormes desniveles o precipicios con puentes que todavía se pueden utilizar. Había un sistema de postas con mensajeros urgentes llamados chasquis (de nuevo, de forma similar a la romana): se dice que una noticia podía llegar de Quito a Cuzco, separadas por 2000 kilómetros de montañas, en menos de diez días. 

Camino incaico hacia Macchu Picchu. Fuente: Wikimedia Commons. 

Desde 2014, el capaq ñan es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y es una atracción turística para muchos que quieren recorrer al menos parte de las carreteras de los reyes incaicos, pasando por desfiladeros y paisajes inolvidables que parecen mantener todavía el recuerdo de la civilización incaica. 

Puente colgante de Pucayacu en el capaq ñan. Fuente: Wikimedia Commons.
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