Y, sin embargo, casi ochenta años después del final de la guerra, el mar ha devuelto a la superficie restos de la contienda.
En una de las noticias más curiosas de finales de octubre de 2021, tras semanas de registrar movimientos sísmicos y actividad volcánica en el archipiélago de Ogasawara, donde Iwo Jima se encuentra, la isla entera se elevó por encima del nivel del mar, dejando al descubierto en sus costas, sobre todo en la zona del monte Suribachi, veinticuatro barcos japoneses que hasta ahora habían estado sumergidos. Esta singular imagen, una suerte de cementerio del pasado, no es algo tan fuera de lo común como podría parecer. En áreas de tan alta actividad volcánica y tectónica, es normal que el lecho marino se eleve y se hunda periódicamente; de hecho, en agosto se creó una nueva isla que emergió del agua en las proximidades de Iwo Jima, aunque es algo temporal: es muy posible que esta pequeña isla se vuelva a hundir dentro de poco.
Los barcos reemergidos, buques de transporte, fueron capturados por la Marina estadounidense y llevados hacia la parte occidental de la isla para formar un puerto, y muchos de ellos, ya desgastados por el combate, fueron empleados como material para crear un rompeolas, hasta que el mar y las placas tectónicas los han redescubierto.
Entre febrero y marzo de 1945, en Iwo Jima se enfrentaron la infantería de la Marina de Estados Unidos y el ejército imperial japonés. Iwo Jima era un punto clave para la aviación en el Pacífico, puesto que era una isla intermedia entre las islas Marianas, donde estaban situados los americanos, y Japón. Además, el país nipón había construido allí varios aeródromos que suponían una amenaza para los cazas americanos. Aunque los estadounidenses lograron hacerse con la isla de forma indiscutible, no fue fácil: los japoneses se resistieron con una fuerza inusitada y el número de bajas de ambos bandos fue altísimo. Cuando las tropas estadounidenses alzaron la bandera en lo alto del monte Suribachi, un volcán extinto de 169 m de altura, la instantánea tomada por Joe Rosenthal se convirtió en una fotografía histórica.
En la actualidad, el archipiélago de Ogasawara es una de las zonas más volcánicas de Japón y del Pacífico y no se descarta una erupción a mayor escala en el futuro próximo. Por suerte, Iwo Jima no está habitada: desde que Estados Unidos la devolvió a Japón en 1982, tan solo hay una base militar. ¿Seguirá el mar desvelando secretos de las profundidades? Solo el tiempo lo dirá.