El reino de Kush: los desconocidos vecinos de Egipto

El río Nilo fluye durante más de seis mil kilómetros desde el golfo de Alejandría, en el Mediterráneo, hasta Kenia y Tanzania; es, posiblemente, el río más largo del mundo.

En sus riberas se desarrolló una de las primeras civilizaciones conocidas, el Egipto faraónico, famoso en el mundo entero, pero ¿sabíais que no fue la única? Casi tan antiguo como Egipto es su vecino meridional, el reino de Kush.

La antigua Nubia es un territorio que se extendió en lo que son hoy Egipto y Sudán, entre la primera catarata del Nilo (Asuán) y la sexta (Jartum). En este lugar se desarrolló el reino de Kush, que gobernó entre el 2300 a. C. y el 600 d. C. Como vemos, nada que envidiarle al Antiguo Egipto. Desde el principio, Kush tuvo una relación tempestuosa con sus vecinos del norte, puesto que Nubia era un territorio rico en materias primas y metales preciosos, sobre todo oro, y se encontraba cerca de Punt, un reino también enormemente rico al que Egipto organizó repetidas expediciones y que se cree que se encontraba en la costa de Etiopía. 

El templo llamado Western Deffufa, que conformó el centro religioso y político de la ciudad nubia de Kerma. Fuente: Atlas Obscura.

Entre el 2600 y el 1780 a. C., Kush estuvo bajo el control de las dinastías faraónicas del Reino Antiguo, pero en el llamado Segundo Periodo Intermedio, cuando los hicsos, una dinastía de gobernantes orientales, se hicieron con el poder en Egipto, Kush recuperó su independencia y se reagrupó como reino en torno a Kerma, su primera capital (actualmente en Sudán). A partir del 1504 a. C., Tutmosis I ocupó Kush y destruyó Kerma, devolviendo el reino al control egipcio y convirtiéndolo en una provincia del Alto Egipto, aunque los nubios nunca dejaron de rebelarse contra el poder faraónico. 

Con la desintegración del Reino Nuevo en el 1070 a. C., Kush recuperó su independencia y se organizó en torno a la ciudad de Napata (Sudán), un reino con una cultura muy similar a la egipcia y que fue ganando poder e importancia hasta que, en el siglo VI a. C., Kush invadió y conquistó Egipto, instaurando la XXV Dinastía. Al final de esta dinastía, la historia de Egipto se vuelve enormemente convulsa: los asirios y luego los aqueménidas atacaron y conquistaron Egipto, expulsando a la dinastía nubia, que se replegó hacia el sur, a la ciudad de Meroe (Sudán), donde el reino continuó durante varios siglos, hasta el IV d. C. Los monarcas kushitas de Meroe tuvieron más de un encontronazo con los nuevos soberanos ptolemaicos de Egipto y, más tarde, con los romanos: Amanirena fue una de las reinas meroíticas más famosas por la forma en la que puso en jaque a Roma. Los kushitas tenían tanta tirria a los romanos que la cabeza de una estatua de Augusto, saqueada durante una escaramuza, fue enterrada bajo la entrada de un templo de Meroe para que todos los nubios pudieran pisar y humillar al emperador de Roma.

Las pirámides kushitas de Nuri, construidas durante la XXV Dinastía bajo el gobierno del faraón nubio Taharqa. Fuente: Wikimedia Commons. 
Pirámides nubias en Meroe. Fuente: Globetrender. 
La llamada Cabeza de Meroe, la cabeza de una estatua de bronce de tamaño natural del emperador Augusto, saqueada y enterrada en Meroe. Fuente: Wsimag. 

El reino de Kush, con sus diversas capital e idas y venidas políticas, es una civilización fascinante y muy poco conocida cuya historia está intrínsecamente ligada a la egipcia y que no tiene nada que envidiarle a esta. 

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