El reino de Nri: mil años de historia africana

La tendencia a hablar de ‘África’ como una cultura única y megalítica ha lastrado enormemente nuestro conocimiento de la riqueza cultural e histórica de este continente, arañando tan solo la superficie del desarrollo del lugar en el que surgió el hombre hace 600,000 años.

Una de estas fascinantes culturas es la del reino de Nri, situada al sur de la actual Nigeria y que duró la friolera de mil años, desde el 948 hasta su rendición al imperio británico en 1911. 

El reino de Nri perteneció a la etnia de los igbos, uno de los grupos étnicos más grandes de África y el 15 % de la población de Nigeria, aunque no dominó un territorio excesivamente amplio, pero su pervivencia es algo inaudito, teniendo en cuenta lo atípico de su organización: era un Estado teocrático y pacifista, en el que el líder, un rey-sacerdote llamado Eze Nri, no tenía poder militar alguno, sino tan solo religioso. Fue tal la cohesión religiosa y el respeto por la mitología construida en torno al Eze Nri que, aunque los igbos de los territorios de Nri viviesen bajo administraciones diferentes, todos rendían pleitesía al Eze, que era un representante de su dios en la Tierra. Este dios, Chukwu, había enviado al primer Eze, un personaje semilegendario llamado Eri, y a este lo siguieron diecisiete Eze hasta la desaparición del reino. 

Un festival de máscaras igbo en Nigeria. Fuente: The Guardian Nigeria.

La religión Odinani, a la que Nri pertenecía, es un conjunto de creencias de los igbos según el cual todos los espíritus o dioses menores son elementos que sirven a Chukwu, el Dios supremo, y Nri empleó esta religión, basada en unos dogmas de comportamiento llamados tabús, para consolidar su poder y expandirse. El crecimiento del reino de Nri se basaba en el envío de mbùríchi, nobles que ejercían la función de representantes del Eze, o sacerdotes rituales ndi nri a otras comunidades para obtener juramentos rituales de su obediencia al Eze. El pacifismo era un elemento muy importante de la cultura Nri, puesto que se creía que la violencia era un tabú que contaminaba la Tierra. 

Foto de un hombre con escarificaciones propias de la cultura Nri, que imitan los rayos del sol. Fuente: [Re:]Entanglements.

La máxima expansión de Nri llegó entre los siglos XII y XV, momento a partir del cual comenzó un periodo de conflictos internos causado especialmente por el auge del comercio de esclavos, en el que muchos vieron una oportunidad de hacerse ricos. El poder de Nri fue menguando y, en 1911, el imperio británico obligó al último Eze Nri, Òbalíke, a abdicar y a abandonar sus juramentos rituales. A día de hoy sigue habiendo un Eze Nri reinante, restaurado en 1988, aunque es un título puramente decorativo. 

El decimoquinto Eze Nri, Òbalíke, frente a su cabaña en 1910. Fuente: Wikimedia Commons

El legado de Nri está siendo revivido en las últimas décadas, con esfuerzos por diversos colectivos de insuflar fuerzas a las culturas africanas suprimidas por la colonización europea de los siglos XIX y XX, y Nri está reapareciendo en series de televisión y literatura, además de lograr que se reevalúe el arte que esta cultura produjo, como los bronces Ibgo-Ukwu, de una factura finísima y que rivalizan con los famosos bronces de Benín. Tras mil años de historia, Nri sigue vivo y cada vez con más fuerza.

Una vasija ceremonial de los bronces Igbo-Ukwu, siglo IX. Fuente: Wikimedia Commons.
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