La cultura popular vendría a ser ese conjunto heterogéneo de referencias, estilos y manifestaciones culturales reconocibles, adoptados y reproducidos por el común de la población. Algo interesante en relación a la historia es que ese segmento que entendemos como el común de la sociedad, tanto productor como receptor de cultura, ha cambiado mucho, encogiéndose y ampliándose, con el paso del tiempo.
Hoy en día el concepto de cultura popular está muy ligado al de cultura de masas, pese a no ser exactamente lo mismo, pues es eso que todos conocemos en mayor o menor medida y que nos sirve como lenguaje basado en referencias. El mundo de los memes es una buena muestra de ello: una cápsula para replicar o difundir información mediante referencias conocidas por una mayoría de personas.
Forman parte de la cultura popular objetos, entornos, comportamientos. También lo oral. Los insultos, las blasfemias, los gestos… todo eso es cultura popular. En realidad, si reflexionamos es casi imposible describir algo que no sea cultura o que no sea popular. Además, como particularidad, la juventud es uno de sus motores principales. La franja social más joven tiene un papel clave en su renovación y su constante flujo de nuevas aportaciones,
Pero lo que nos puede resultar realmente interesante a nosotros es analizar la doble relación entre historia y cultura popular: ¿De qué manera ha estudiado la historia la cultura popular? Y viceversa ¿Cómo la cultura popular refleja la historia?
El estudio de la cultura popular está ligado desarrollo de la historia social vivida desde los años 70 del siglo pasado y que en la última década estamos viendo reavivarse. La preocupación por cómo vive el conjunto de la sociedad, las clases bajas o medias y de cuál es su cultura, en oposición al concepto de alta cultura, no siempre se ha estudiado con la profusión que merecía.
Como decimos, los segmentos de población que definirían a las clases populares han ido variando con el tiempo. Tienen gran culpa del nacimiento de esa cultura popular la Revolución Industrial y el nacimiento del ocio y del tiempo libre a finales del siglo XIX, pero para conocer la cultura popular tal y como la entendemos hoy hay que destacar la llegada de los medios de comunicación de masas como la radio y la televisión a principios y mitad del siglo XX y el acceso a la cultura y la información como «consumo». Y ni que hablar del impacto de internet en este tema.
Para la segunda pregunta no podemos sino constatar algo inevitable y que venimos observando en cualquier proceso que implique popularización: la caída en grandes tópicos. De cómo la cultura popular refleja la historia también extraemos un gran desconocimiento del oficio de historiador por parte de la sociedad. Por suerte poco a poco vamos dando a conocer a su figura y vamos desterrando de la imaginación colectiva a Indiana Jones.
El cine y la televisión suelen reforzar normas sociales y lo que ya sabemos sobre un tema, pero un nuevo estilo de difusión basado en el humor, la anécdota, la entrevista y la disertación a través de canales
especializados (en Youtube, Twitter, Twitch, etc.), e incluso algún que otro programa generalista, están ayudando a que, motu proprio, mucha gente de esa masa de la que hablamos, se interese por aspectos muy concretos y especializados de un tema. También, por suerte, en el mundo de la historia.