El turismo es una de las actividades más relevantes para España dentro del sector servicios, al igual que para otros muchos países del mundo. Sin embargo, la crisis generada por la pandemia del Covid-19 ha paralizado por completo al sector, lo que ha reducido los ingresos y, en muchos casos, ha abocado a que muchos se hayan incorporado a los famosos ERTE o hayan sido técnicamente despedidos por la quiebra de sus empresas.
Como ya se ha dicho en muchas ocasiones, era difícil prever una catástrofe de estas dimensiones, tanto en el plano económico como social y sanitario. Y justamente este sector se encontraba en una situación muy saludable antes de la crisis que nos golpea de manera tan dura desde marzo de 2020.
Para este reportaje hemos hablado con varios responsables de empresas turísticas especializadas en viajes históricos, pero también profesionales ligados de manera directa con el sector. Pero, antes de exponer su visión sobre la situación y sus previsiones, repasemos algunos datos generales sobre el sector turístico en los últimos meses.
Algunos datos
Según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE) en el momento de elaborar este reportaje ha habido una variación negativa del 87,11% en la llegada de turistas internacionales a España en septiembre de 2020 respecto al mismo mes de 2019. En agosto fue de un -66,84% y en julio del -67,23%. Si retrocedemos en el año, debido a los confinamientos estrictos, los datos fueron muy superiores: -94,66% en mayo, -100% en mayo y -100% en abril. En marzo fue de un -60,76%, mientras que los meses de enero y febrero fueron de crecimiento respecto a las cifras de 2019: 1,29% y 2,60%, respectivamente.

Además de estos datos de llegada de turistas internacionales, podemos evaluar la situación del sector atendiendo a las cifras de pernoctaciones. Según el INE, en octubre de 2020 fueron un 83,27% inferiores a octubre de 2019. El año comenzó con un ligero crecimiento, con un incremento del 2,92% y un 6,76% en las pernoctaciones en enero y febrero respecto a esos meses de 2019. Marzo tuvo una reducción del 61,11%, abril del 100%, mayo del 99,19% y junio de 95,10%. El verano, momento en el que las medidas fueron más permisivas, tuvo una reducción de las pernoctaciones de un 73,39% en julio, 64,29% en agosto y 78,39% en septiembre.
Difícilmente estas cifras podrían darse si no es en circunstancias de auténtica catástrofe. El peor momento para el turismo inmediatamente anterior al Covid-19 fue la crisis económica que arrancó en 2008. Entre 2008 y 2014 la mayor caída mensual respecto al año anterior fue marzo de 2009, con un descenso del 19,15%. En aquellas fechas las caídas se fueron acumulando con niveles inferiores respecto al mismo mes del año anterior que se venían arrastrando desde agosto de 2008, con el mayor pico en marzo de 2009.
Es decir, la variación de un año a otro, en circunstancias normales, es muy pequeña, habitualmente con cambios de un máximo del 2%, aunque desde mediados de 2013 se había producido un crecimiento sostenido en el número de viajeros y pernoctaciones (con pequeños altibajos, pero también con algunos meses muy positivos respecto a años anteriores).
En todo caso, la pérdida de actividad económica de este sector en 2020 podría provocar, según la consultora Simon-Kucher & Partners, una caída del PIB español de alrededor del 6,2% y una reducción de ingresos de más de 88.000 millones de euros.
El sector de los viajes históricos
Los viajes temáticos y especializados no son algo nuevo, y surgieron para responder al interés no tan minoritario de hacer viajes adaptados a sus gustos. La oferta de turismo rural, experiencial, de aventuras, gastronómico e, incluso, el que organizaba rutas relacionadas con el terror o el misterio era muy amplia. Y, por supuesto, los viajes históricos y arqueológicos también tenían su público.
Como señalábamos al principio, el sector de los viajes históricos mantenía cierta solvencia antes de la crisis del Covid-19. Como veremos, tampoco es que la situación fuera rotundamente positiva, ya que muchos profesionales trabajaban, como en otros sectores, en situaciones precarias. Pero, en general, las iniciativas de este tipo se mantenían a flote y con buenas perspectivas.
Para este reportaje hemos contado con declaraciones de responsables de varias agencias españolas especializadas en viajes históricos como Víctor Álvarez (Cultur Viajes), Víctor González (Pausanias), José Fernando Corrochano (Iverem), Tito Vivas (Sociedad Histórica de Viajes y Expediciones); de agencias internacionales como Peter Sommer (Peter Sommer Travels); y guías especializados como Pedro Huertas (guía de museo en Cartagena, Murcia) y el colectivo Guías-Historiadores de Extremadura.

Contexto
Todos los entrevistados coinciden en afirmar que el año 2020 había arrancado con buenas cifras y perspectivas:
—Pausanias: «En marzo de 2020, como negocio consolidado y marca referente especializada en el turismo arqueológico y cultural, estábamos inmersos en un continuo crecimiento lo que se traducía en la necesidad de crear nuevos puestos de trabajo y ampliar nuestro catálogo de propuestas para responder a las peticiones de nuestros clientes y seguidores».
—Cultur Viajes: «Nuestra agencia estaba en pleno momento de crecimiento. Tan solo unas semanas antes del comienzo del estado de alarma presentábamos a nuestros viajeros y amigos el nuevo programa de actividades que prometía ser el más amplio y ambicioso de nuestra historia. Sin embargo, como al resto de compañeros del sector, la realidad nos pasó por encima».
—Iverem: «Somos una empresa muy pequeña, pero el año pasado tuvimos los dos primeros viajes internacionales (a Bulgaria), y para este teníamos confirmados cinco, que es más del doble. Y respecto a las visitas tuvimos también un incremento. En 2020 teníamos previsto que el proyecto fuera viable y tuviera crecimiento».
—Sociedad Histórica de Viajes y Expediciones: «Nos habíamos posicionado como un referente en los viajes culturales en España, especialmente en lo referente al Antiguo Egipto, que es la civilización en la que nos hemos especializado los miembros del equipo. Pero siempre supimos que debíamos evolucionar hacia algo más que una agencia de viajes. 2020 iba a ser el año en el que comenzáramos a planificar esas evoluciones que los socios ya teníamos en mente e, incluso, bien trazadas sobre la mesa».
—Peter Sommer Travels: «Nuestras perspectivas antes del Covid-19 nunca habían sido mejores. 2019 fue nuestro mejor año en términos de número viajes y viajeros. Hemos visto un aumento significativo en el interés en viajes especializados como tours arqueológicos y cruceros culturales a lo largo de los años. A principios de 2020, parecía que el año iba a seguir el mismo camino. Nuestras reservas a finales de febrero fueron un 10% más altas que el año anterior, que habíamos batido récord».
—Guías-Historiadores de Extremadura: «La situación cuando comenzaba 2020 era muy buena, con reservas abundantes para todos los meses siguientes, para todas las visitas que ofertamos: visitas diarias en Cáceres, rutas para grupos organizados, visitas privadas para viajeros extranjeros, visitas escolares… Teníamos planes especiales con rutas temáticas, excursiones arqueológicas, charlas culturales, etc. para la población de la propia región».
—Pedro Huertas: «Cartagena tiene una oferta turística bastante amplia y en los últimos cinco años el número de visitantes había crecido mucho, también a causa de la llegada de cruceros».
El virus que parecía muy lejano
La situación en marzo cambió de manera radical el panorama con el que comenzó el año. Fue el momento de cancelar o posponer todos los planes. Aparecieron entonces dos conceptos importantes: seguridad y transparencia. Es algo reiterativo en las respuestas a nuestras preguntas:
—«Uno de nuestros valores corporativos es la honestidad y la transparencia, consideramos en ese momento que lo más prudente era aplazar todos nuestros viajes y actividades a fechas futuras para esperar a que la situación se estabilizara, cumplir rigurosamente con todas las directrices que provenían de las instituciones sanitarias y proteger a nuestros clientes por encima de todo», afirma Víctor González, de Pausanias.
—«Desde un primer momento tuvimos claro que lo más importante es la seguridad y salud de todas las personas que participan en nuestras actividades, por encima de cualquier consideración económica o de otro tipo. Apostamos por ponernos en la piel de nuestros viajeros y por aplicar una transparencia total en la comunicación con ellos», asegura Víctor Álvarez, de Cultur Viajes.
Tiempo de adaptación
Varias de las agencias se han planteado hacer cambios para poder seguir operando. Por ejemplo, con la realización de viajes en zonas de proximidad geográfica y en grupos muy reducidos, cuando las autoridades lo han permitido; plantearse abrir nuevas áreas de negocio como la de la formación online o trabajar en la digitalización de servicios.

En el campo de la formación ya estaban inmersas algunas de estas empresas, como Iverem, que trabaja con nuevas propuestas digitales, que ya había desarrollado previamente. Además, durante el cierre perimetral de Madrid, ciudad en la que se localizan, tuvieron sus mejores cifras respecto a visitas por la ciudad.
La Sociedad Histórica comentó la importancia de «la implementación de la tecnología al servicio de la relación con el viajero. En esta primera quinta parte del convulso siglo XXI en que vivimos, la exploración ya no está en los mapas y cartas de navegación. Ahora los dragones son virtuales, y existen mil caminos nuevos que ofrecer al cliente para experimentar la aventura de la expedición».
En este mismo sentido, Pedro Huertas reflexiona sobre el papel de los museos en internet, especialmente en las redes sociales:
—«Muchos museos no tenían redes sociales o, ni siquiera, una página web. Hay museos que se han reinventado, como el Museo Cerralbo de Madrid, que ha hecho una labor inmensa durante el confinamiento y tras él, o el Museo de Cádiz, que ya lleva varios años en esto o el Museo Arqueológico Nacional, que planteó para la noche de los museos una actividad interesante en Twitter. Los museos no están sólo para albergar piezas que son muy importantes, sino que hay que hacer que la gente sepa que esas piezas son muy importantes y por qué. Esto ya era algo que no se hacía de manera generalizada antes de esta crisis, pero durante esta pandemia muchas personas se han dado cuenta de su importancia y esto me parece muy positivo».
Entre las adaptaciones de las empresas también han surgido medidas para dar confianza a los clientes respecto a las propias reservas. En este sentido, destaca Peter Sommer Travels, que planteó un sistema llamado Book with Confidence (Reserva con Tranquilidad), que reduce los depósitos necesarios para contratar un viaje.
Con cautelas, se prevé que 2021 será un año mejor
A pesar de que parece que hay una sensación generalizada de que 2021 será un año mejor que 2020, los profesionales se muestran precavidos. Ciertamente, entre sus previsiones está tomar medidas que permitan viajar en estos tiempos extraordinarios, como establecer protocolos que construyan, como plantea Víctor González, de Pausanias, «toda la logística necesaria para garantizar que se cumplen los protocolos que permitirán disfrutar del viaje de una manera óptima».
Otro denominador común de las respuestas de estos profesionales es que sus clientes han manifestado con claridad que desean seguir viajando. Guías-Historiadores de Extremadura explicó que muchos clientes, cuando había que cancelar actividades, «expresaban a las claras su lamento por hacerlo y su deseo de poder disfrutar de los viajes en cuanto se estabilizase mínimamente la situación».
Peter Sommer Travels asegura que están aumentando las reservas para 2021, probablemente debido a la esperanza de que la situación mejore y que haya disponibles tratamientos adecuados o vacunas que permitan una mayor movilidad.

Por su parte, Cultur Viajes afirma que sus cancelaciones «no han sido por falta de participantes, sino por un sentido de la responsabilidad que nos ha aconsejado no realizar viajes que no pudieran cumplir el estándar de experiencia y seguridad que nos hemos marcado».
Como señala Peter Sommer: «parece que la pandemia ha hecho que la gente se dé cuenta de que los viajes pueden ser una poderosa fuerza para el bien, con importantes beneficios económicos para los destinos (cuando la atención se centra en lo pequeño y bien gestionado) y enormemente importante para el bienestar físico y mental y la difusión de ideas, la comprensión y el conocimiento».
En la necesidad de hacer un turismo sostenible coincide también el resto de los profesionales consultados para este reportaje, que ya lo promovían antes de la crisis del Covid-19. De hecho, sigue siendo importante que repensemos la manera en la que viajábamos y que podamos poner en valor el patrimonio y aprender de estas experiencias que hemos tenido que interrumpir.
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