‘Del mito al laboratorio. La inspiración de la mitología en la ciencia’, de Daniel Torregrosa

Estamos seguros de que este libro lo disfrutarán tanto los amantes de las letras como de las ciencias. Se trata de un texto de lectura ágil que defiende la mitología como una fuente de inspiración para la ciencia.

¿Cuántos sabíamos que el amoniaco lleva su nombre por el dios egipcio Amón? ¿Que el titanio lleva ese nombre por los míticos titanes griegos? Quizás sí sepas que los planetas como Urano o Neptuno llevan el nombre de dioses, pero ¿sabes el motivo de la elección de esta denominación?

Pocas veces (demasiadas pocas) Ciencias y Letras se unen en un trabajo divulgativo. Una de esas pocas excepciones es este librito que hoy os reseño: Del mito al laboratorio.  La inspiración de la mitología en la ciencia.  Un trabajo curioso el de Daniel Torregrosa, químico y divulgador científico que podéis seguir en su blog Ese punto azul pálido.

El libro tiene una estructura muy clara. El autor lo ha dividido en tres partes: la mitología grecorromana, la nórdica y una tercera, donde trata diversas mitologías de la historia antigua.  Sí que es cierto que la primera parte ocupa casi la mitad del libro, pero es que no hay que olvidar que la mitología griega y romana ha tenido mucho más peso en nuestra cultura occidental, y tampoco es necesario recordar que las universidades han sido producto de la evolución de los estudios de los primeros eruditos griegos, y hasta hace un par de siglos, además, las clases eran en latín.  Las universidades, también las de ciencias, son herederas de aquellos Heródoto, Aristóteles y Plinio, y el peso en la utilización de nomenclaturas grecolatinas es importante.

A pesar de ello, el autor no olvida a Thor, Mekemake o Amón (como decíamos más arriba). En un principio, los trae a las páginas de su libro para darlos a conocer, y después, instruirnos sobre su presencia en la Ciencia.

Cada capítulo presenta el personaje y su mito, para un par de páginas después contarnos cuál es su presencia en la Ciencia, en algunos casos aparece en diversas ramas como la astronomía, la biología, la química, la zoología, por poner solo unos pocos ejemplos.

En estos momentos en que se están realizando tantos interesantes estudios sobre la recepción del mundo antiguo en la actualidad, un libro como este era necesario.  No podemos olvidar, como dice el propio autor, que «la mitología ha servido de inspiración a pintores, escultores, arquitectos, escritores y, en general, a todas las artes. Pero también a la ciencia. Y de esto trata este libro».

Un libro muy ameno de leer, que sabe a poco, al que solo podría poner un pero y es que se nota que está escrito desde las Ciencias para las Ciencias, se explaya con el mito que de sobras conocemos en Humanidades, mientras la parte científica se relaja al hablarnos de los nombres o la historiografía, y aunque aporta datos, se echa de menos en algunos casos el porqué de la utilización de ese mito, es decir, que falta en algunos casos la explicación de la excusa utilizada por la Ciencia para recepcionar de la manera que lo hace el mito, limitándose a aportar el dato puro. No por ello, lectores de Humanidades, podemos dejar de leer este libro, con el que aprenderemos que la recepción no solo se da en nuestras materias, sino que los colegas de Ciencias también son unos apasionados del mundo antiguo, aunque sea a su manera.

Un libro divertido, apasionado, de lectura muy ágil. Que los capítulos sean de apenas un par de páginas ayuda a devorarlo y, lo que es más sugestivo, a indagar por uno mismo en lo que cuenta. Yo misma, mientras lo leía, me descubrí mirando las fotos de insectos, objetos astronómicos y minerales. 

El libro se complementa con ilustraciones en blanco y negro de los personajes mitológicos de diversos periodos artísticos y una pequeña bibliografía.

Sin lugar a duda, este es un buen libro introductorio que nos abrirá la mente tanto a los colegas de Ciencias como de Letras y que convierte la frontera entre ambos ámbitos en una línea flexible e incluso maleable, fácil de saltar, y que tan necesario es cruzar en la divulgación del siglo XXI.

Un libro muy recomendable que seguro disfrutarán los amantes de las letras y de las ciencias y que nos hará sentir humanistas del Renacimiento mientras lo leemos.

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María Engracia Muñoz-Santos

Arqueóloga e Historiadora. Divulgadora y doctoranda de la Universidad de Valencia.

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