La serie logra atrapar la atención del espectador, transmitiendo la inquietud y tensión ambiental de la clandestinidad, de la preparación y ejecución de atentados, con sus secuelas de muertos y heridos, incluso entre los propios etarras, la brutalidad de las torturas policiales a cargo de la Brigada Político-Social (BPS), cuyo jefe en Guipúzcoa era Melitón Manzanas, un antiguo colaborador de la Gestapo durante la ocupación alemana de Francia.
En la serie, como se advierte al comienzo, se mezclan elementos reales y elementos de ficción, aunque se aprecia que los guionistas: Michel Gaztambide y Alejandro Hernández, se han documentado con rigor y valentía.
Dos magníficos actores encarnan a dos de los activistas etarras de mayor peso interpretativo en la serie, los hermanos Etxebarrieta: el mayor, José Antonio, con más experiencia militante, cuyo papel lo encarna el actor catalán Enric Auquer; y Txabi, interpretado por otro actor catalán, Alejandro Monner, más joven e inexperto, estudiante brillante y profesor asociado en la Universidad, además de aficionado a la poesía. Txabi, tras el desarrollo de una enfermedad que le produce una parálisis parcial a su hermano, toma su testigo y se adentra en el universo etarra, donde llega a alcanzar el liderazgo entre los activistas del interior. Para ello tiene que renunciar a un futuro profesional prometedor —estaba a la espera de conseguir una beca de estudios en Oxford— y a su pareja, Julia, encarnada por la joven actriz Amaia Sagasti.

A lo largo de la serie, y en paralelo, se nos presenta la vida familiar y personal de su antagonista, el inspector de policía y jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, Melitón Manzanas a cargo del ya consagrado actor malagueño Antonio de la Torre (que demuestra su magnífico hacer profesional al haber encarnado recientemente también el papel de una víctima de la represión franquista que permaneció oculta durante décadas en La trinchera infinita, codirigida por tres directores vascos). Melitón se muestra afanado en su tarea de represor implacable, sin hacer ascos a la utilización de la tortura contra los activistas, a la vez que se muestra como un cariñoso padre con su hija de 11 años. Casado, pero comprometido sentimentalmente con otra mujer, Clara, de refinados gustos intelectuales, papel encarnado por la vitoriana Patricia López Arnáiz (la hija de Unamuno en Mientras dure la guerra de Amenábar), y metido en negocios sucios amparando el tráfico de coches robados al otro lado de la frontera. Este es el personaje que va a dirigir la represión de manera implacable contra los jóvenes activistas etarras en sus primeras acciones en los años 60.
El reparto se completa con un elenco de actores que encarnan diferentes personajes: activistas, sacerdotes, guardias civiles, amigos, novias y familiares entre los que hemos de señalar a la que hace de voz narradora de la historia, a cargo de otra activista, Txiki, cuyo papel interpreta la actriz catalana Anna Castillo.
El origen de ETA
La serie se inicia en los años 60, y tras hacernos una presentación de los personajes y su entorno, hace un flashback y nos lleva al mes de diciembre de 1958, cuando en una villa de Deba un grupo integrado por cuatro militantes aparecen redactando el documento fundacional y debatiendo sobre la denominación elegida para la organización: ETA (Euskadi Ta Askatasuna o País Vasco y Libertad). No quedan identificados claramente los personajes, pero la historia parece dejar claro quiénes eran, al menos, tres de ellos: Benito del Valle, que venía de romper con EGI (Euzko Gaztedi o Juventud Vasca) que eran las juventudes del PNV (Partido Nacionalista Vasco); José Luis Álvarez Enparantza, más tarde conocido por el alias de Txillardegi, lingüista vinculado a la tradición cultural vasca, cuya lengua aprendió con 17 años; y Julen Madariaga, que había estudiado Derecho en Reino Unido doctorándose en Cambridge. Aunque no queda explicitado, todo apunta a que el personaje ficticio apodado «el Inglés», interpretado por el actor vasco Asier Etxeandía, que aparece en la serie como uno de los fundadores y dirigentes de ETA sería precisamente Julen Madariaga, quien a sus 87 años sigue aún vivo.

La fundación oficial de la organización parece que tuvo lugar unos meses después, en 1959. Y por primera vez se hizo pública su existencia el 31 julio de 1959 en una carta dirigida al lehendakari en el exilio, José María Leizaola.
Las primeras tendencias y divisiones
Tras la celebración de las tres primeras asambleas durante los años 1962 y 1964 en las que se van conformando las bases programáticas de la organización, la IV Asamblea, celebrada en 1965, marcó el comienzo de la confrontación de diferentes corrientes internas con objetivos claramente diferenciados:
– La corriente considerada como vasquista, con planteamientos más específicamente culturales, étnicos y lingüísticos y cuyo representante más destacado sería José Luis Álvarez Enparantza, Txillardegi.
– La de inspiración tercermundista o anticolonialista, muy influenciada por los movimientos de liberación como el FLNA argelino o la revolución cubana. Esta corriente era favorable a la lucha armada, al modo de las guerrillas de liberación nacional tercermundistas. Su líder más destacado sería José Luis Zalbide, que caería rápidamente tras un atraco al cobrador de un banco para recaudar fondos para la organización, hecho que la serie recrea con elementos de ficción, pues el accidente automovilístico que sufrió, fue dos días después del atraco (aquí nos basamos en Letamendía), y no en el momento mismo, como aparece en la serie. La base teórica de esta corriente fue la publicación en 1963 de la obra Vasconia, por Federico Krutwig, bajo el pseudónimo de Fernando Sarrailh de Ihartza.
– Finalmente, la corriente obrerista que ponía el acento en la lucha de la clase obrera a la que supeditaba la lucha por la liberación nacional, y que se hizo con la mayoría de la dirección del interior. La caída de Zalbide, con el que codirigían la organización, iba a darles el control de ETA en el interior. Los responsables más conocidos serían Patxi Iturrioz y Eugenio del Río. Este sector iba a dirigir la organización en un momento de explosión del movimiento obrero en Euskadi, con la huelga de Laminación de Bandas en Etxebarri (Vizcaya). Una huelga que duró 163 días (desde el 30 de noviembre de 1966 hasta el 15 de mayo de 1967) y que se saldó con más de 500 despidos, decenas de detenidos, la convocatoria de una huelga general en Vizcaya impulsada por las comisiones obreras (organismos antecesores del actual sindicato CC.OO.) y finalmente la declaración del Estado de excepción por parte del gobierno franquista en abril de 1967. Esta línea obrerista, que en la serie es encarnada por Erreka y Michel (alias de estos activistas en la serie), va a verse cuestionada tras la implantación del Estado de excepción, lo que va a llevar a sus críticos a impulsar una nueva asamblea que iba a suponer un importante giro táctico y estratégico para la organización.
La V Asamblea: giro y escisión

Los hermanos Etxebarrieta, José Antonio y Txabi —tomando este último el relevo de su hermano, privado de movilidad en las piernas— junto a otros activistas descontentos con la línea obrerista que imperaba en la organización en 1966, fueron adquiriendo protagonismo, contando con el apoyo de los dirigentes del exterior, representados en la serie por «el Inglés», personaje ficticio que, como hemos señalado al comienzo, podría ser Julen Madariaga, uno de los fundadores de ETA en 1958. Y contando también con la cobertura que les proporcionaba un sector del clero vasco —como en la serie el padre Iñaki, interpretado por el actor donostiarra Josean Bengoetxea o el padre Goizueta, interpretado por el bilbaíno Ramón Barea— facilitándoles las instalaciones para que se pudieran reunir, iban a promover la convocatoria de la V Asamblea de ETA, dejando fuera a los responsables de la línea obrerista.
La V Asamblea se realizó en dos fases, la primera en diciembre de 1966 en la casa parroquial de Gaztelu (Guipúzcoa). La segunda, en marzo de 1967 en la casa de ejercicios espirituales de la Compañía de Jesús de Guetaria (también Guipúzcoa) —que es la que se aparece en la serie—, mostrando así la colaboración y apoyo de una parte del clero vasco. En esta asamblea se impusieron las tesis más favorables a iniciar una lucha armada, mediante la realización de atentados, siendo elegida una nueva dirección de la organización en el interior liderada por Txabi Etxebarrieta, que junto a un grupo de activistas pasarán a la clandestinidad —lo que luego se conocerá como los liberados— para preparar y ejecutar las acciones armadas, en la línea aprobada por la V Asamblea.
Los partidarios de la línea obrerista que se quedaron al margen de la V Asamblea, organizarán una Nueva ETA (ETA Berri) que se diferenciaría del otro sector que será conocido como la Vieja ETA (ETA Zaharra). El sector obrerista daría finalmente lugar a una nueva organización de tipo comunista que acabaría denominándose Euskadiko Mugimendu Comunista (EMK, Movimiento Comunista de Euskadi), por lo que el sector de ETA Zaharra pasaría a llamarse simplemente ETA.

Más allá de ‘La línea invisible’
El camino iniciado por la V Asamblea ya no tendrá vuelta atrás. Como bien nos describe la serie se inició una espiral de atracos y atentados que iban a suponer también la pérdida de activistas que caerían heridos y detenidos y que iban a ser sometidos a brutales torturas a manos de la Brigada Político-Social para conseguir localizar a los otros activistas. Será el propio Txabi Etxebarrieta (22 años), el primero en cruzar «la línea invisible» al disparar a quemarropa contra un guardia civil de origen gallego, José Pardines, mientras registraba el automóvil en el que viajaba con otro activista, Peru (en la historia documentada: Iñaki Sarasketa de 19 años, personaje encarnado por Emilio Palacios). Su azarosa huida iba a ser truncada en otro control en el que el propio Txabi sería abatido con un tiro en el corazón por otro guardia civil. Su compañero Peru también sería detenido al día siguiente y sometido a brutales torturas por la Político-Social. Se acababa de dar el paso hacia la escalada de acción-represión-acción que ya no finalizaría en los siguientes años. La sensación de dolor y abatimiento de la madre de los Etxebarrieta, encarnada por la actriz María Morales, es otra de las consecuencias de las decisiones adoptadas por la organización liderada por su propio hijo.

Para responder a la muerte de su joven dirigente, la organización decidió anticipar el atentado ya previsto contra el jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, Melitón Manzanas, conocido torturador por los opositores al Franquismo de la provincia. Iba a morir víctima de un atentado en las escaleras de su propia casa de Irún, Villa Arana, ante la vista y estremecimiento de su mujer. El Régimen respondería instaurando el Estado de Excepción, primero en las provincias vascas, ampliándolo luego a todo el territorio nacional. La oleada de protestas estudiantiles que recorrían las universidades de Europa y de EEUU también se extendieron a España y el Régimen respondió con más represión.
ETA en la etapa final del Franquismo
Una de las activistas, Txiki, la que pone la voz narradora en la serie, embarazada, decide emprender con su pareja, el activista Maxi (representado por el actor catalán Joan Amargós) el camino del exilio a Francia para alejarse de la espiral de violencia que se acababa de desatar. Y ahí finaliza la interesante serie televisiva que en estos tiempos de confinamiento nos permite ayudar a recomponer una importante etapa de nuestra Historia.
En los años inmediatamente siguientes ETA iba a cobrar un importante protagonismo. En diciembre de 1970 el Régimen organizó un proceso militar sin garantías procesales contra un nutrido grupo de militantes vascos (dieciséis, entre los que se encontraban tres mujeres y dos sacerdotes) acusados de pertenecer a ETA y para los que se iban a pedir importantes penas de prisión o incluso la pena de muerte para seis de ellos. Fue lo que se conoció como Proceso de Burgos. Entre los abogados defensores estaría José Antonio Etxebarrieta, el hermano de Txabi, el primer etarra en pasar «la línea invisible». Finalmente, ante la campaña internacional de presión contra el Régimen, Franco conmutó las penas de muerte por penas de prisión.
En agosto de 1970, en la VI Asamblea de ETA, celebrada antes de iniciarse el Proceso de Burgos, volvieron a resurgir las viejas diferencias entre los «militaristas», que ponían el centro en la lucha armada y la realización de atentados, y los «obreristas», partidarios de establecer acuerdos con las organizaciones obreras que iban ganando peso en la lucha contra el Franquismo. Los «obreristas» consiguieron la mayoría en la asamblea, pero el sector «militarista» no aceptó el resultado y escindió, formando ETA V Asamblea, que pese a ser minoría, se fue haciendo poco a poco con todos los resortes de la organización. Los «obreristas», renunciando a la lucha armada, decidieron unirse en 1973 con el partido de orientación trotskista Liga Comunista Revolucionaria (LCR) dando lugar en el País Vasco y Navarra a la Liga Komunista Iraultzailea (LKI).
En diciembre de 1973, ETA protagonizaría uno de los hechos más trascendentes del final del Franquismo, cual fue el atentado mortal contra el recién nombrado Jefe de Gobierno y mano derecha de Franco, destinado a sucederle al frente de la dictadura, el almirante Carrero Blanco.
Ya en los momentos finales del Régimen y contra toda la opinión pública internacional, aún mantuvo el dictador la decisión de firmar 5 penas de muerte contra dos militantes de ETA y tres del FRAP que fueron ejecutados el 27 de septiembre de 1975, a menos de dos meses de la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975. A estos últimos ejecutados por el Franquismo, el cantautor Luis Eduardo Aute, recientemente fallecido (4 de abril de 2020), les dedicó una bellísima canción, que se convirtió en un emblema de la oposición en el final del Franquismo y de la posterior Transición: Al Alba.
Para saber más
Movistar+ ofrece en abierto los dos primeros capítulos de la serie.
Pablo Rodríguez Román (2010). Orígenes de ETA y su desarrollo durante el Franquismo. Revista de Claseshistoria. Artículo nº 101. 11 de marzo de 2010.
Francisco Letamendía (1980). Breve historia de Euskadi. París/Barcelona: Ruedo Ibérico.
Víctor Manuel Javato González (2011). ETA. Origen e ideología. En Ab Initio, Núm. 3 (2011), pp. 143-163.
Íker Casanova (2007). ETA 1958-2008. Medio siglo de historia. Navarra: Txalaparta.
Kepa Bilbao Ariztimuño (2006). Crónica de una izquierda singular (de ETA-Berri a EMK/MC y a Zutik-Batzarre). Edición On-line.