Kind of Blue: 60 años de una joya del jazz

En agosto de 1959 se publicó el álbum titulado Kind of Blue, editado por Columbia Records. El trompetista Miles Davis dirigió a un elenco de los mejores músicos de jazz de su tiempo: John Coltrane, Bill Evans, Cannonball Adderley, Paul Chambers y Jimmy Cobb (además de Wynton Kelly, pianista en una de las pistas). Fueron cinco temas compuestos por Miles Davis (dos de ellos también firmados por Bill Evans) que sublimaron el arte de la improvisación.

Uno de los músicos de jazz con mayor influencia y capacidad creativa fue Miles Davis (1926-1991). Durante su prolongada carrera fue capaz de implicarse a fondo y hacer aportaciones por igual a estilos tan diversos como el bebop, el jazz modal, el hardbop, el cool y la fusión con el rock o la música electrónica.

Su vida, recogida al detalle en su libro autobiográfico, fue también diversa, compleja y, en muchos casos, bastante oscura. Sin embargo, hoy pretendemos hablar de un aspecto muy concreto y luminoso de su vida. Se trata de la creación de Kind of Blue, una obra cuya calidad trasciende de los límites de un vinilo, CD-ROM o pista de iTunes o Spotify. Esta creación es una de las maravillas del jazz y, probablemente, de toda la música contemporánea. Kind of Blue se publicó el 17 de agosto de 1959. Se cumplen, por tanto, 60 años de aquella genialidad.

Miles Davis, el gran protagonista

Antes de adentrarnos en el proceso de creación de Kind of Blue, la descripción de las composiciones que lo conforman y su repercusión debemos hablar sobre su principal creador: Miles Davis. En lugar de hacer una revisión biográfica completa, sólo daremos algunos apuntes sobre su vida.

Nació en una familia de clase media en Saint Louis (Illinois) en 1926. Pudo tener una educación más o menos adecuada, y a los 13 años comenzó a caminar con una trompeta entre sus manos. Curiosamente, su llegada al mundo profesional llegó gracias a una coincidencia. Cuando estaba finalizando el instituto, fue a ver una actuación de la orquesta de Billy Eckstine en Saint Louis. Uno de los trompetistas de la orquesta se encontraba indispuesto, y propusieron a Miles Davis actuar como sustituto. En esa orquesta había algunos grandes nombres del jazz como Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Dexter Gordon, Art Blakey y Sarah Vaughan. Después de trasladarse a Nueva York en 1944, no tardó en comenzar a tocar con algunos de sus ídolos jazzísticos. El más notable de ellos era Charlie Parker. Tenía 19 años cuando empezó a rodearse de todo ese tesoro musical que constituían Bud Powell, Coleman Hawkins, Thelonious Monk o los ya citados Dizzy Gillespie y Charlie Parker.

Miles Davis fotografiado en 1955 por Tom Palumbo (Wikimedia).

Uno de sus grandes éxitos se produjo en el festival de Newport de 1955, cuando hizo una versión de ‘Round Midnight que cautivó al público y, más importante, a Columbia Records. Tras esto llegaron sus primeros discos con Columbia: ‘Round About Midnight (1957), Miles Ahead (1957), Milestones (1958), Jazz Track (1958) y Porgy and Bess (1958).

Kind of Blue (1959) no fue su primer acercamiento a la música modal. Ya había trabajado previamente en ella en Milestones (1958). Miles Davis era un auténtico entusiasta de la novedad. Como le define Ted Gioia: «Davis reinventaba constantemente su personaje musical y, para cuando la mayoría de sus admiradores había descifrado lo que estaba haciendo, él ya estaba haciendo algo distinto». Por tanto, a pesar de su enorme entusiasmo por la música modal, a la que encontró numerosas posibilidades creativas, pronto ya estaba trabajando con otros conceptos.

Para poder entender un poco mejor en qué consiste la música modal, podemos acudir a la definición que hace el propio Miles Davis:

«La música modal son siete notas en cada escala y sobre cada nota de cada escala de cada nota. Es una escala sobre cada nota, ya sabes, de una nota menor. […]Lo que yo había aprendido sobre la forma modal es que cuando tocas de esa manera, cuando vas en esa dirección, puedes continuar indefinidamente. […] El reto, cuando trabajas en la forma modal, está en ver qué grado de inventiva melódica tienes. No es lo mismo que cuando te basas en acordes y sabes, al final de treinta y dos compases, que los acordes se han acabado y no queda otra cosa que hacer sino repetir con variaciones lo que ya has hecho. Yo me estaba alejando de aquello y adoptando maneras más melódicas de hacer cosas. En la vía modal veía toda clase de posibilidades».

Podemos completar el perfil musical de Miles Davis con palabras de Frank Tirro: era un «poeta de la trompeta». Hacía un trabajo absolutamente melódico, tanto que Gioia dice: «Davis se las arreglaba de alguna manera para que todo sonara melódico, hasta una frase corta, picada o una sola nota o un error del instrumento. Sí: por extraño que parezca, hasta los errores de Davis suenan bien». Es justamente uno de los hilos que dan uniformidad a su carrera. A pesar de que fue cambiando de estilos y de formas de acercarse a la composición, Miles Davis siempre mantuvo un contacto íntimo con cada una de sus intervenciones, lo que dio siempre gran personalidad a sus trabajos. Esto hace que las interpretaciones de Davis sean siempre reconocibles.

Después del éxito de Kind of Blue, Miles Davis creó otras obras de similar influencia, como Bitches Brew o el buen resumen de su carrera que, en realidad, constituye Seven Steps to Heaven.

Hacia Kind of Blue

Hemos hablado sólo de Miles Davis, como la mente que engendró la genialidad de este disco. Pero fueron los restantes protagonistas los que le dieron forma y pudieron llevar este álbum a las cotas más altas de prestigio musical. El conjunto estaba constituido por, además de Davis: John Coltrane (saxo tenor), Julian Cannonball Adderley (saxo alto), Bill Evans (piano), Paul Chambers (contrabajo) y Jimmy Cobb (batería). En uno de los temas, Freddie Freeloader, Wynton Kelly sustituye a Bill Evans al piano.

De izquierda a derecha: Tommy Potter, Charlie Parker, Max Roach, Miles Davis y Duke Jordan (Wikimedia).

Todas las composiciones son de Miles Davis, excepto Blue in Green y Flamenco Sketches, que se considera que también tienen la autoría de Bill Evans. El listado de temas lo completan So What (que abre el disco), Freddie Freeloader y All Blues. Esto es susceptible de comentario, pues el propio Davis escribió: «Algunas personas fueron diciendo que Bill era coautor de la música de Kind of Blue. Lo que él hizo fue atraer mi atención sobre ciertos compositores clásicos, y éstos influyeron sobre mí. Pero la primera vez que Bill vio algo de aquella música fue cuando le di un esquema para que lo estudiase, exactamente igual que los demás».

Para comprender el contexto de la grabación, no hay mejor forma que leerlo en las propias palabras de Miles Davis, quien dedica una parte de su extenso libro autobiográfico a hablar de ello. Explica que el conjunto que grabó Kind of Blue estaba a punto de desmembrarse, pues sus principales miembros deseaban (o incluso ya tenían) armar sus propios grupos con ellos a la cabeza. Es el caso de Julian Cannonball Adderley, que había formado un grupo con su hermano; John Coltrane, que ya publicó un disco en solitario arrollador, Blue Train (1957); y Bill Evans, que acabó conformando su trío con Scott LaFaro y Paul Motian.

El caso de Bill Evans fue particularmente doloroso para Miles Davis. Él comprendía que los músicos que alcanzaban cierto nivel quisieran crear sus propios conjuntos. Y, de hecho, él sólo contaba con los mejores y numerosos de los veteranos músicos de jazz con nombre propio en la actualidad pasaron por las bandas de Miles Davis: Ron Carter, Herbie Hancock, Chick Corea, John McLaughlin, Dave Holland, Keith Jarrett, Kenny Garrett, Marcus Miller o John Scofield por sólo citar a unos cuantos.

Sin embargo, Bill Evans era una persona muy sensible, «no se necesitaba mucho para trastornarlo», como el mismo Davis señaló. Era el único blanco que formaba parte del grupo, y eso llevó a que muchas personas lo criticaran. «Muchos negros pensaban que, dado que yo tenía la banda que estaba en la cumbre de los conjuntos pequeños de jazz y pagaba mejor que nadie, debía llevar un pianista negro», escribió Miles Davis. Añadió: «yo no entro en ese tipo de juego; siempre he querido llevar en mi grupo a los mejores músicos y nada me importa si son negros, blancos, azules, rojos o amarillos».  De manera que este asunto incomodó mucho a Bill Evans, que además deseaba comenzar a tocar su propia música con un conjunto liderado por él, lo que finalmente llevó a que abandonara la banda de Davis.

Parece entonces que, de alguna manera, Kind of Blue suponía una cierta despedida de uno de los mejores conjuntos jazzísticos de los años 50. Se grabó en dos sesiones de grabación que apenas duraron unas diez horas. Los días 2 de marzo y 22 de abril de 1959 el 30th Street Studio de Nueva York la magia sonó en el estudio con la producción a cargo de Teo Macero y de Irving Townsend.

Antes hemos dicho que las composiciones del disco fueron de Miles Davis en solitario y con Bill Evans en dos de ellas. Sin embargo, fíjense en la confesión de Davis: «No escribí la música de Kind of Blue, sino que aporté esquemas de lo que cada cual se suponía que tocaría, porque quería mucha espontaneidad en la interpretación». Todas las grabaciones se hicieron a una única toma, lo que da una frescura difícil de explicar al disco, y también es una prueba muy clara de la calidad musical de cada uno de los músicos. Justamente, Miles Davis escribió también sobre esto. Afirmó que no habían ensayado ni siquiera como banda más que cinco o seis veces en los dos años previos a la grabación.

El disco arranca con el contrabajo y el piano flirteando con una enorme parsimonia, sin adelantar en absoluto los solos que más tarde vendrán, especialmente de los saxofonistas. Y termina con Flamenco Sketches, una grabación de una belleza casi lírica que cautiva completamente la atención. Puedo asegurar algo, y aquí hablo absolutamente en primera persona: es difícil cansarse de escuchar Kind of Blue. Cada vez que se reproduce crea sensaciones nuevas.

Repercusiones

El éxito de Kind of Blue queda más que patente en estos dos datos: vendió cuatro millones de copias en Estados Unidos y es el disco más vendido de la historia del jazz. Los músicos deberían estar extasiados del éxito. Pero Miles Davis no lo estaba. Dijo en muchas ocasiones que no logró el sonido que pretendía. Él se había entusiasmado con el finger piano africano, que es un instrumento de percusión pequeño que se toca principalmente con los pulgares. De manera que consideró y expresó públicamente en muchas ocasiones (incluida su autobiografía) que falló en su intento de incorporar el sonido exacto del finger piano. «Fallé, y basta», escribió.

Sin embargo, tanto para la crítica especializada como para otros músicos y, sobre todo, para el gran público, Kind of Blue sigue siendo considerado como una de las joyas del jazz. A pesar de que se trata de una obra de finales de los años 50, y de que hay mucha evolución del jazz por detrás (con todo el jazz clásico y los inicios del moderno mucho antes de ese hito de 1959), es una de las recomendaciones para cualquiera que quiera aproximarse tanto al jazz como a Miles Davis en particular.

Hoy, 60 años después, Kind of Blue sigue muy vivo, con la frescura del momento de su creación muy vigente. Y, Miles, a pesar de que no estuvieras plenamente satisfecho con el resultado, nos alegramos de que, al menos, dijeras que te gustó. Decir lo contrario sí que hubiera sido para mirarte como si hubieras perdido completamente el contacto con la realidad.

Para saber más

—Davis, M. y Troupe, Q. (2009). Miles. La Autobiografía.
Barcelona: Alba Editorial.

— Tirro, F. (2007). Historia del jazz moderno. Barcelona:
Ma Non Troppo.

— Gioia, T. (2017). Cómo escuchar jazz. Madrid: Turner.  

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Álvaro López Franco

Periodista. Director de 'Descubrir la Historia'. Mi ámbito de especialización es la historia contemporánea y la historia de la comunicación social, periodos en los que centro mi actividad investigadora.

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