A pesar de que la historiografía ha dado por cerrado el capítulo de la Guerra Fría, aún en la actualidad se producen sucesos que hacen que nos cuestionemos seriamente si realmente quedó totalmente aparcado el conflicto o si no están resurgiendo viejas rencillas que nunca se llegaron a cerrar del todo. No me refiero únicamente al conflicto de Ucrania o a los enfrentamientos derivados del fundamentalismo religioso que se dan en Oriente Medio, situaciones ambas que se remontan al contexto de la Guerra Fría y que beben indudablemente de ella.
En el caso que hoy nos ocupa, me gustaría una situación quizás menos conocida y de menor trascendencia, pero que no deja de resultar bastante curiosa, además de representar una huella más de ese pasado no tan lejano que hoy parece resurgir. Se trata de la pervivencia del llamado Movimiento de Países No Alineados. Para quienes no estén muy versados en el tema, debemos señalar que éste nació como un conglomerado de Estados cuyo punto en común era su rechazo a posicionarse en uno de los dos grandes bandos en que se hallaba dividido el mundo a partir de mediados del siglo XX; la órbita de la URSS y el mundo capitalista encabezado por los Estados Unidos. Por lo tanto, los orígenes y la finalidad inicial de la organización son bastante coherentes, de ahí que fuese una iniciativa relativamente exitosa, que ofrecía a los países integrantes una alternativa en un mundo tan bipolarizado. Sin embargo, lo que quizás cueste más comprender sea el hecho de que en la actualidad siga vigente, cuando hace años que cayó el «telón de acero» y se disolvió la URSS. De hecho, se trata de la segunda organización internacional más grande del planeta, después de la ONU.
Para profundizar un poco más en su historia, debemos decir que su gran precedente fue la Conferencia de Bandung (Indonesia), celebrada en 1955 gracias a la iniciativa de algunos de los más importantes países descolonizados o en proceso de descolonización y sus principales líderes. Entre ellos se encontraban la India de Nehru, el Egipto de Nasser o la Indonesia de Sukarno, que compartían con el resto de integrantes el objetivo de constituirse como una nueva fuerza alternativa de países neutrales. En esta Conferencia se sentaron las bases de su programa de colaboración, con doce principios que habrían de regir las relaciones entre dichos países, como fueron:
- Respeto por los derechos fundamentales del hombre y para los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
- Respeto para la soberanía y la integridad territorial de todas las naciones.
- Reconocimiento de la igualdad de todas las razas y de todas las naciones, grandes y pequeñas.
- Abstención de intervenciones o interferencia en los asuntos internos de otros países.
- Respeto al derecho de toda nación a defenderse por sí sola o en colaboración con otros Estados, en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
- Abstención de participar en acuerdos de defensa colectiva con vistas a favorecer los intereses particulares de una de las grandes potencias.
- Abstención por parte de todo país a ejercitar presión sobre otros países.
- Abstención de actos o de amenaza de agresión y del uso de la fuerza en los cotejos de la integridad territorial o de independencia política de cualquier país.
- Composición de todas las vertientes internacionales con medios pacíficos, como tratados, conciliaciones, arbitraje o composición judicial, así como también con otros medios pacíficos, según la libre selección de las partes en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
- Promoción del interés y de la cooperación recíproca.
- Respeto por la justicia y las obligaciones internacionales.
- Hacer valer las creencias de las distintas culturas internacionales del Movimiento.
Sobre estas bases, se organizó la que sería la primera Cumbre de Países No Alineados en 1961 en Belgrado, lugar emblemático por el peso que la Yugoslavia de Tito tuvo en este Movimiento. Desde entonces hasta la actualidad, se ha vuelto a celebrar hasta en quince ocasiones, en países como Egipto, Cuba, la India, Irán o Colombia entre otros, si bien las circunstancias han sido muy diferentes en cada caso, especialmente a partir de la década de los 90. Hoy, quizás pueda resultar anacrónico hablar de países no alineados cuando damos por sentado que no hay un conflicto a escala mundial como el que se dio con la Guerra Fría. La cuestión es, y con ello me gustaría lanzar una reflexión; ¿realmente han cambiado tanto las cosas?
Parece que la función del Movimiento de Países no Alineados es bien diferente en la actualidad, y hay quienes lo han visto como un movimiento antiamericano o antiimperialista, o simplemente como una organización de países del Tercer Mundo que buscan seguir otro camino. En cualquier caso, su pervivencia es indudable, como ponen de manifiesto los 120 Estados que aún hoy componen el grupo. El contexto puede ser bastante distinto, pero lo que queda claro es que el mundo sigue estando profundamente dividido, con o son Guerra Fría.