La Rosa Blanca

Los movimientos de resistencia no sólo tuvieron lugar en los países ocupados como Francia o Bélgica. También dentro de la Alemania nazi los hubo. Hoy queremos recordar el movimiento de resistencia cristiano bautizado como la Rosa Blanca.

Miembro de la resistencia francesa en 1944 (Wikimedia).
Miembro de la resistencia francesa en 1944 (Wikimedia).

Cuando hablamos de la resistencia, solemos pensar inmediatamente en aquellos grupos clandestinos que durante la Segunda Guerra Mundial combatieron la ocupación nazi de países como, por ejemplo, Francia. Imaginamos a hombres y mujeres que desde las armas y las palabras —normalmente con octavillas o publicaciones editadas en secreto— trataban de deshacerse del yugo nazi. En definitiva, nuestra concepción de la resistencia es la de los movimientos que luchan por la libertad y la oposición al invasor.

Lo que muchas veces se nos escapa es que los movimientos de resistencia no sólo tuvieron lugar en los países ocupados como Francia o Bélgica. También dentro de la Alemania nazi los hubo. Hoy queremos recordar el movimiento de resistencia cristiano bautizado como la Rosa Blanca.

Se trataba de un grupo reducido formado fundamentalmente por cinco estudiantes de la Universidad de Múnich. Dos de los líderes eran los hermanos Sophie y Hans Scholl. El grupo lo completaban Christoph Prost, Willi Graf y Alexander Schmorell. Más tarde, gracias a la iniciativa de Sophie, se unió el profesor Kurt Huber.

Monumento conmemorativo de la Rosa Blanca en Múnich (Wikimedia).
Monumento conmemorativo de la Rosa Blanca en Múnich (Wikimedia).

Algunos de los miembros de la Rosa Blanca, como Hans, habían podido comprobar por ellos mismos las barbaridades cometidas por los nazis. Hans había estudiado medicina y fue enviado al frente del este. También eran jóvenes vinculados a la universidad, formados e informados, por lo que intuían que la derrota del ejército alemán en Stalingrado provocaría la derrota de Alemania en la guerra.

Los integrantes de la Rosa Blanca coincidían en su desprecio al autoritarismo y la violencia del nacionalsocialismo. Algunos de ellos, como el propio Hans Scholl, llegaron a estar integrados en las juventudes hitlerianas, pero cuando conocieron mejor sus actividades se opusieron al régimen establecido. Sus principios estaban basados en preceptos cristianos. Entre ellos estaban el rechazo al militarismo, o la lucha por la libertad, la tolerancia o la justicia. Su forma de luchar contra el nazimos era imprimir y repartir folletos que rechazaban el nacionalsocialismo y animaban a la resistencia. Llegaron a preparar seis hojas a lo largo de su periodo de resistencia.

El movimiento terminó de manera abrupta. En febrero de 1943 Sophie y Hans Scholl fueron detenidos junto a otros miembros del grupo. El arresto se produjo después de Sophie decidiera lanzar folletos sobre los estudiantes desde una posición elevada. Fue vista por un bedel miembro del partido nazi, que inmediatamente la detuvo junto a su hermano. Más tarde los demás cayeron en una redada.

El 22 de febrero de ese mismo año, sólo unos días después de haber sido arrestados, fueron juzgados por Roland Freisler. La condena fue a muerte, y ese mismo día serían guillotinados. El 22 de febrero de 1943 cayeron las cabezas de Sophie y Hans Schol y de Christoph Probst. En el verano fueron guillotinados también el profesor Kurt Huber, Willi Graf y Alexander Schmorell.

Estampa conmemorativa de Sophie y Hans Scholl (Wikimedia).
Estampa conmemorativa de Sophie y Hans Scholl (Wikimedia).

Probst tenía tres hijos, uno de ellos de un mes de edad en el momento de su ejecución. Así que algunos amigos recaudaron dinero para ayudar a su viuda y sus hijos. Estos, junto con otros miembros del grupo que habían participado en la distribución de folletos, también fueron detenidos y condenados a penas de cárcel.

Desde aquí queremos recordar el legado de la Rosa Blanca como organización que luchaba de manera pacífica contra la opresión nazi. Eran ciudadanos alemanes que creyeron que no debían permanecer inertes ante lo que estaba sucediendo en su país.

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Álvaro López Franco

Periodista. Director de 'Descubrir la Historia'. Mi ámbito de especialización es la historia contemporánea y la historia de la comunicación social, periodos en los que centro mi actividad investigadora.

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