Si la Historia de América es un ámbito tan estudiado y ha generado tanto interés entre la comunidad académica, ello se debe principalmente a la gran riqueza y variedad de temas y enfoques que nos ofrece. Desde el análisis de las complejas y fascinantes civilizaciones precolombinas hasta los procesos de descolonización y creación de nuevos estados que llegan hasta nuestros días, este continente ha protagonizado infinidad de episodios y fenómenos históricos que van más allá de lo político y cuyo análisis se puede abordar desde una perspectiva cultural, social, artística o antropológica, entre muchas otras.
El caso que hoy nos ocupa nos resulta especialmente interesante en tanto que responde al choque cultural marcado por la llegada de los europeos y la necesidad de adaptarse a una realidad social y religiosa muy diferente. Hablamos de las misiones llevadas a cabo por los religiosos de la Compañía de Jesús y su proyecto de «reducciones», tildado de utópico desde época muy temprana, pero que constituyó una empresa bastante particular y digna de estudio.
Si nos remontamos a la propia etimología del término, estas «reducciones» no serían otra cosa que un intento de «llevar» (del latín reducti) a los indígenas hacia el cristianismo, o lo que es lo mismo, un proceso de evangelización similar en sus objetivos a las otras iniciativas que desde años atrás se estaban llevando a cabo en el Nuevo Mundo. Sin embargo, lo que va a diferenciar a este proyecto van a ser los medios para llegar a dicho fin, que diferirían notablemente de aquella actitud de imposición llevada a cabo por los primeros conquistadores.
En este sentido, nos encontramos con que este sistema de evangelización y organización social ya se venía dando desde la década de 1530, cuando empiezan a fundarse poblados habitados únicamente por indígenas y por sacerdotes que se encargaban de su adoctrinamiento y de la recaudación de impuestos. Por lo tanto, podemos comprobar que este tipo de iniciativas respondía a un interés religioso, pero también de recaudación fiscal. Sin embargo, un tanto más complejas serán las iniciativas llevadas a cabo por órdenes religiosas como los franciscanos y jesuitas en toda América, siendo especialmente relevante la actuación de este último grupo en tierras de la actual Paraguay, Argentina y Brasil.
Centrándonos en este último proyecto, todo parece indicar que sus pretensiones iban más allá del mero cobro de impuestos y la adaptación de la sociedad indígena al modo de vida europeo, y que sus principios estaban más encaminados hacia una ambición evangelizadora y hacia la construcción de un nuevo modelo de sociedad asentada sobre bases morales y religiosas del cristianismo. Según nos muestran las fuentes de la época, el propósito de la mayoría de estos jesuitas era el de aprovechar la fundación de estos poblados indígenas separados de los españoles para construir una sociedad desde cero en la que ese aislamiento permitiese alejarlos de los males y la corrupción moral de la sociedad castellana y europea. En cierto sentido, era un intento de crear una sociedad ideal según el modelo concebido por estos religiosos jesuitas, de ahí el carácter utópico que muchos le atribuyen al proyecto.
Además, si echamos un vistazo a los métodos propuestos para llevar a cabo esta labor, llama la atención el proceso de inmersión protagonizado por los religiosos, quienes aprenderían las lenguas indígenas y tratarían de conocer tan bien como pudieran la cultura y formas de vida de los indígenas con el objetivo de formar parte de esa comunidad, integrarse en ella y conseguir así atraerlos e involucrarlos en dicho proyecto. No sería una tarea fácil, sobre todo si tenemos en cuenta la falta de interés de la propia Iglesia Católica en más de una ocasión para dedicar sus esfuerzos a evangelizar a los americanos o los enfrentamientos con poderes políticos por la gran influencia que estaban adquiriendo los jesuitas en todo el continente. Sería sobre todo este recelo lo que provocaría que finalmente fueran expulsados y su proyecto de reducciones fuese desmantelado hacia el siglo XVIII.
No obstante, podemos decir que en cierto sentido fue una misión exitosa y fruto de un gran esfuerzo e interés por parte de los jesuitas, cuyas iniciativas individuales buscaban introducir el cristianismo en América a través de nuevos métodos y desde una visión más humanizada y civilizada de los indígenas. De ahí que se respetasen muchos aspectos culturales de estos pueblos y se tratase de utilizarlos en beneficio de su integración en el modelo de vida europeo y la asimilación cultural. Por supuesto, ello no quiere decir que no se cometieran abusos, en muchas ocasiones por la intromisión de personajes o grupos políticos o por la irrupción de determinados intereses particulares. Incluso hay historiadores que señalan que los propios religiosos estaban autorizados a ejercer la violencia y que lo harían en más de una ocasión. Pero más allá de todo ello, la labor jesuita jugó un papel fundamental en la organización del Nuevo Mundo y tuvo como peculiaridad la implantación de un modelo que respondía a un objetivo más espiritual y religioso que político-administrativo. Al menos en teoría, su ambicioso proyecto suponía un cambio importante con respecto a los otros modelos de colonización implantados en América.
Estimado Miguel
Se le agradezco por su articulo muy interesante; necesitaba datos sobre la reduccion para completar una presentacion ..