Cuando Adolf Hitler aún no era un ídolo de masas, sino todavía un líder fascista en claro ascenso, pero relativamente desconocido, un periodista del periódico español ABC, Javier Bueno (quien publicaba con el pseudónimo Antonio Azpeitua), le visitó y conoció en Berlín. Se publicó en la edición del 6 de abril de 1923, dando a conocer a la opinión pública española a un personaje que marcaría negativamente la historia del siglo XX.
En la entrevista, el periodista consiguió extraer características clave de su personalidad, como la ausencia de cultura o preparación científica, la imposibilidad de expresar ideas basándose en conceptos abstractos o su rotundidad al hacer afirmaciones. Intuye que quizá su fuerza para impresionar a las masas sea, precisamente, su simplicidad y su seguridad.
También Azpeitua destacó que el ex-almirante que le recibió para la entrevista le comentó que Hitler era un hombre de gran actividad, que nunca se sabe dónde está y aparece y desaparece cuando menos se lo espera nadie, “surge como un fantasma”. Finalmente, cuando llega al encuentro, el periodista lo definió como un hombre receloso, pues aunque fue presentado debidamente, se le veía desconfiado de su presencia allí y la conversación comenzó entre Hitler y el ex-almirante, no directamente con él.

Cuando ya se dirigió al periodista, lo hizo obsesionado por cuestiones de índole económica, por la necesidad de fondos, pero cuando consiguió cambiar el tema para que le explicara el programa y su ideología respondió de manera tempestuosa y atronadora, con una oratoria violenta. Su odio se dirigía especialmente contra el marxismo, que conoce porque fue socialista. Una frase que recoge parte de todo su ideario fue: “Él sabe cuál es la psicología del pueblo, porque viene del pueblo y sabe cómo se debe actuar para impresionarle”, según recoge Azpeitua.
Hitler explicó que tenía un programa mezcla de nacionalismo intransigente y dictadura revolucionaria, con muchos puntos en común con el Soviet, tal y como recoge el periodista. Añadió que quería abolir el parlamentarismo, aunque admitía el principio democrático, consideraba que la tierra no podía ser motivo de especulación, negaba la libertad de prensa (debía estar obligada a ser propagandista del credo que él consideraba como verdadero) y que el teatro, el cinematógrafo y las modas femeninas debían estar sometidos a censura previa.
Con su obra pretende que resucite el espíritu de 1914 en el pueblo alemán, que se conseguiría, según Hitler, apastando el marxismo. Esto permitiría el resurgir de lo que se perdió en la I Guerra Mundial.
Cuando finalizó la entrevista, Hitler se levantó y se colocó una pistola que había dejado colgada del perchero. Cuando salieron a la calle, Hitler le invitó a llevarle a donde el periodista quisiera, aunque añadió que a su lado se corría algún peligro. El periodista aceptó la oferta y se preguntó: “¿Cuál es el grado de la influencia que este hombre ejerce y dónde?
Con esa pregunta termina un texto que se puede consultar íntegro en los dos enlaces del final de este artículo. En la entrevista vemos a un sorprendido periodista ante la figura de Hitler, que ya intuía el poder que podría llegar a tener. La prensa nos acerca la historia puesto que en sus páginas se ha escrito parte de ella. Es un soporte a tener muy en cuenta a la hora de investigar la historia porque se pueden encontrar nuevos datos y puntos de vista a tener en cuenta.
Fuentes y referencias
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ABC (6 de abril de 1923). “ABC en Alemania, Hitler, el Jefe del Fascismo Bávaro”. Página 17. Disponible en: http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1923/04/06/017.html
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ABC (6 de abril de 1923). “ABC en Alemania, Hitler, el Jefe del Fascismo Bávaro”. Página 18. Disponible en: http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1923/04/06/018.html
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ABC. “El día en que ABC entrevistó a Hitler”. Disponible en: http://www.abc.es/archivo/20140306/abci-entrevista-hitler-201403051643.html