La famosa Torre de Hércules es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Uno de los más importantes testimonios materiales del paso de la civilización romana por la Península Ibérica, que se ha convertido en una verdadera seña de identidad de la propia ciudad.
Una efeméride que será será celebrada con gran cantidad de actividades de diversa índole, desde recreaciones históricas hasta talleres infantiles y una serie de actos de carácter divulgativo y lúdico con el que acercar la cultura y formas de vida de la antigua Roma a todos los públicos. Sin embargo, al margen de todas estas actividades, cuyo programa podemos consultar en la web del diario El Mundo, nos gustaría analizar los orígenes y la historia de esta importante obra arquitectónica, cuya construcción se remonta al siglo I d.C., entre la época de los emperadores Nerón y Vespasiano, según las fuentes materiales encontradas y los procesos de datación a los que han sido sometidas.
Este faro, que se alza a 106 metros sobre el nivel del mar coronando la bahía coruñesa, fue obra de un arquitecto de nombre Cayo Sevio Lupo, de la región de Aeminium (la actual Coímbra, en Portugal), tal y como reza la inscripción votiva encontrada en su base:
MARTI AVG.SACR C.SEVIVS LVPVS ARCHTECTVS ÆMINIENSIS LVSITANVS.EX.VO
Además, esta construcción supone una muestra de cómo ciertas manifestaciones y obras arquitectónicas cambian su función con el paso del tiempo o sufren importantes modificaciones. Sin ir más lejos, parece que durante la Edad Media, este faro cambiaría su función para pasar a jugar el papel de fortín, que desempeñaría durante siglos. Nada menos que hasta el siglo XVII, cuando el duque de Uceda encargase su reconstrucción con vistas a devolverle ese carácter marítimo que antaño tuviera. Para ello, el arquitecto encargado, Amaro Antune, le añadiría una escalera que atravesase las bóvedas hasta la zona superior de la edificación, donde se ubican dos pequeñas torres. No obstante, sería ya en la siguiente centuria, con Carlos III en el poder, cuando se llevase a cabo la reconstrucción y modificación total de la torre, que sufriría la influencia artístico del movimiento neoclásico que por entonces imperaba en el arte.
¿Y hasta qué punto podemos decir que fue modificada? Pues bien, lo cierto es que si bien conserva su base cuadrada, los muros de piedra con ventanas asimétricas y una estructura helicoidal, también cuenta con escaleras añadidas durante su restauración, así como una serie de motivos decorativos que son un añadido posterior y que beben del movimiento neoclásico en que se produce la restauración, momento en que se ubica la fachada que actualmente se conserva.
En cuanto a su construcción, sus orígenes están marcados por historias relacionadas con el personaje mitológico Hércules y el rey de la ciudad, un gigante llamado Gerión. Según la leyenda, ambos fueron protagonistas de un duro enfrentamiento que acabó con la muerte del segundo, cuyo cuerpo reposaría bajo un túmulo construido por el propio Hércules y coronado por una gran antorcha, que se suele relacionar con el faro.
Este es uno de los mitos sobre los que, con mayor frecuencia, se suele relacionar la edificación del faro, pero también hay historiadores que hablan de la Torre de Breogán, una construcción de carácter legendario que forma parte del ciclo mitológico irlandés Leabhar Ghabhála Érenn (o libro de las invasiones irlandesas) y de cuyo nombre podría derivar la propia ciudad de A Coruña, conocida entonces como Brigantium.
Envuelta en orígenes legendarios y construida durante el Imperio romano, esta imponente construcción, testigo del paso del tiempo y de la huella de las diferentes civilizaciones y periodos históricos, se alza hoy, más de una veintena de siglos después, como auténtico Patrimonio de la Humanidad.